Renacimiento es el nombre dado en el siglo xix a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los siglos xv y xvi. Fue un periodo de transición entre la Edad Media y los inicios de la Edad Moderna. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas.
La ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento, que se extendió después por toda Europa. El Renacimiento fue fruto de la difusión de las ideas del humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. El término «renacimiento» se utilizó reivindicando ciertos elementos de la cultura clásica griega y romana, y se aplicó originariamente como una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza tras siglos de predominio de un tipo de mentalidad más rígida y dogmática establecida en la Europa medieval. En esta nueva etapa se planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política, la filosofía y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por el antropocentrismo.El historiador y artista Giorgio Vasari fue el primero que utilizó la palabra "renacimiento" (rinascita) para describir la ruptura con la tradición artística medieval, a la que calificaba como un estilo de bárbaros, que más tarde recibirá el calificativo de Gótico. Vasari opinaba que las artes habían entrado en decadencia al hundirse el Imperio Romano y solo habían sido rescatadas por los artistas de la Toscana a partir del siglo xiii.1
El concepto actual de Renacimiento (del francés Renaissance) fue formulado a mediados
del siglo xix por el historiador francés Jules Michelet, en su obra Renaissance et
Réforme, publicada en 1855. Por primera vez, Michelet usó el término en el sentido de
un periodo histórico, que abarcaría desde el descubrimiento de América hasta Galileo, y
lo consideró más importante por sus desarrollos científicos que por el arte o la
cultura. Michelet, que era nacionalista francés y republicano, le atribuyó al
Renacimiento unos valores democráticos opuestos a los de la Edad Media precedente y un
protagonismo francés.
El otro historiador que tuvo gran influencia en dar forma al concepto de Renacimiento fue
el suizo Jacob Burckhardt, quien lo definió como el periodo entre Giotto y Miguel Ángel,
es decir del siglo xiv a mediados del xvi. Buckhardt destacaba del Renacimiento el
surgimiento del espíritu individualista moderno, que la Edad Media habría cohibido.
Desde una perspectiva de la evolución artística general de Europa, el Renacimiento
significó una «ruptura» con la unidad estilística que hasta ese momento había sido
«supranacional». El
Renacimiento no fue un fenómeno unitario desde los puntos de vista
cronológico y geográfico: su ámbito se limitó a la cultura europea y a los territorios
americanos recién descubiertos, a los que las novedades renacentistas llegaron
tardíamente. Su desarrollo coincidió con el inicio de la Edad Moderna, marcada por la
consolidación de los estados europeos, los viajes transoceánicos que pusieron en contacto
a Europa y América, la descomposición del feudalismo, el ascenso de la burguesía y la
afirmación del capitalismo. Sin embargo, muchos de estos fenómenos rebasan por su
magnitud y mayor extensión en el tiempo el ámbito renacentista.
Diferentes etapas históricas marcan el desarrollo del Renacimiento: la primera tiene como espacio cronológico todo el siglo xv: es el denominado Quattrocento, y comprende el Primer Renacimiento —también llamado «Renacimiento temprano» o «Bajo Renacimiento»—, que se desarrolla en Italia; la segunda surge en el siglo xvi y se denomina Cinquecento : su dominio artístico queda referido al clasicismo o Alto Renacimiento —también llamado «Renacimiento pleno»—, que se centra en el primer cuarto del siglo. En esta etapa surgen las grandes figuras del Renacimiento en las artes: Leonardo, Miguel Ángel, Rafael. Es el apogeo del arte renacentista. Este período desemboca hacia 1520-1530 en una reacción anticlásica que conforma el manierismo, que dura hasta el final del siglo xvi. Mientras que en Italia se estaba desarrollando el Renacimiento, en el resto de Europa se mantiene el arte gótico en sus formas tardías, situación que se iba a mantener, exceptuando casos concretos, hasta comienzos del siglo xvi. En Italia el enfrentamiento y convivencia con la antigüedad grecorromana, considerada como un legado nacional, proporcionó una amplia base para una evolución estilística homogénea y de validez general. Por ello, allí fue posible su surgimiento y precedió a todas las demás naciones. Fuera de Italia, el desarrollo del Renacimiento dependería constantemente de los impulsos marcados por Italia: artistas importados desde Italia o formados allí harían el papel de verdaderos transmisores. Monarcas como Francisco I en Francia o Carlos I y Felipe II en España impusieron el nuevo estilo en las construcciones que patrocinaban, influyendo en los gustos artísticos predominantes y convirtiendo el Renacimiento en una «moda».